El divo, a veces, twittea (entrevista a Raymond Orta)

El divo, a veces, twittea
Ser famoso y twittear, o hacerlo con ellos, puede acarrear ciertas consecuencias

Aunque sea en 140 caracteres a la vez, Twitter lo aguanta todo. Cabe hasta lo poco que las múltiples ocupaciones permiten escribir a figuras de la far´´andula, de la política,  de los deportes o de cualquier área de exposición masiva. Estrellas del deporte como Shaquille O’Neall, o el líder de la actual temporada de F´ormula 1, Jenson Button, su compañero de escudería Rubens Barrichello, hasta la actriz Alyssa Milano, el vocalista de Calle 13, «Residente» y Juanes, hacen de las suyas a través de la herramienta de microblogging.

La lista de followers (seguidores) de cada uno de ellos es enorme; no así el número de personas a las que siguen. Sus twitts (mensajes enviados) son escasos, como también el tiempo del cual disponen o la cortesía que tienen a la hora de intentar responder a los miles de usuarios que buscan establecer algo de contacto.

Pero más allá de esas consideraciones, los famosos, los divos, que se dan el lujo de twittear se exponen a chismes, escándalos, difamación, etc., y quienes twittean con ellos también pueden verse envueltos en líos. Así sucedi´o con Courtney Love, viuda del vocalista de  Nirvana, Curt Kobain. Unos twitts subidos de tono, enviados por la rubia, la llevarán a juicio: insultó por esta vía a una diseñadora,  con la cual tuvo un impasse por unas piezas que le encargó. La agraviada demandó a Love porque las ofensas pública contra su trabajo, afectaron su negocio.

El cantautor colombiano Juanes también se vio envuelto en polémica a través de su cuenta Twitter en las semanas previas al concierto por la paz que ofreció en Cuba. Algunos usuarios descontentos con la iniciativa descargaron al músico con cientos de twitts; otros, más solidarios con el neogranadino, le apoyaron y rechazaron por esa misma vía a quienes lo adversaron.

El abogado Raymond Orta, especialista en Derecho Procesal e Informática Forense, dice sobre los riesgos de que los «divos» twiteen, que  «desde el punto de vista legal lo más revelante es que lo que se publica en estos microblogs no puede ser editado o borrado. Si la configuración de la cuenta es pública o aun cuando sea cerrada, lo que se diga en Twitter queda en Twitter. Si por error se twittea un texto que era un mensaje privado y sale en el timeline (secuencia de mensajes de cada usuario) puede tener consecuencias legales».

A la actriz estadounidense Demy Moore, Twitter también le ha tra´ido problemas. Un bloguero comentó sobre un escote que alguna vez lució su hija; suficiente para que se encendiera una discusión electrónica que   implicó abogados, sin llegar a tribunales. Pero según Orta, muchas de las cosas dichas en Twitter sí pueden acarrear consecuencias judiciales: «Aún cuando se anule la cuenta de Twitter, los mensajes quedan archivados en el caché de los buscadores, que puede ser vistos muchos meses después de su publicación. La difamación y la injuria grave pueden producirse vía web».

De hecho, según el experto en informática forense, hace poco un conocido humorista venezolano se burló de la gordura de una ex-miss local vía Twitter: «Le hicimos la advertencía sobre la existencia de la ley -sobre el Derecho de las Mujeres a una Vida Libre de Violencia, que prevé la violencia mediática, incluyendo a internet-. Los comentarios de discriminación o segregación son poco usuales en el mundo artístico pero los famosos y el ciudadano común deben tener cuidado», advierte el abogado.

Daniel Ricardo Hernández
EL UNIVERSAL

http://noticias.eluniversal.com/2009/10/18/ten_art_el-divo,-a-veces,-tw_tec.shtml