Venezuela Express (La pelicula 3D)

La película Secuestro Express, nos muestra que los pecados no distinguen entre clases sociales, color ni sexo. El derroche de unos, la miseria de otros nos explota en nuestra cara la burbuja en la que vivimos entre la casa, el trabajo y los centros comerciales.

Nos enseña que luchas de poder entre los delincuentes, son una variable de la política, donde se hacen y disuelven alianzas en un santiamén, alternándose la relación de amigo a amigo a enemigo-amigo en cuestión de segundos volviendo a su estado original sin rencor a cambio de beneficios o dinero.

El film ejemplifica como ladrón roba a ladrón sin perdón con una frialdad solo vista en en Planeta Animal, por lo que ni los «choros» se salvan. Una versión del delincuente bueno criollo es un punto de reflexión que nos aclara que ellos tienen hijos, necesidades y esperanzas, desde las básicas hasta las psíquicas, que no pueden cubrir, lo que justificaría para ellos sus acciones en un momento determinado de supervivencia.

La opulencia como imán y elemento de provocador indirecto del delito es un acierto de la película, pero la causa fundamental del problema es la falta de educación, principios y de oportunidades de vivir como se lo merece todo ser humano para mas del 80% de la población de nuestro país culpa de gobiernos anterior y carga sin deslastrar del presente.

Secuestro Express es visualmente fuerte sin convertirse en una película de terror, no tiene acercamientos cadavéricos, enviando los mensajes correctos, cuidando los detalles y enseñandonos sobre todos los lados de nuestra ciudad a los que no les gusta ir ni a los que viven allí. La fotografía y edición son de calidad mundial.

El argot del malandro de los dialogos se siente espontáneo, no provocado como en el viejo cine venezolano para hacer reir o llamar la atención. Pero el tema de fondo es deformación del lenguaje, culpa de una deficiente ó ausente educación, transmitida por generaciones, que nos costará años hacer desaparecer. Si esto no se ataca dejará de ser una jerga y tendremos que catalogarlo de dialecto y decidir si hablar castellano o malandro antes de comenzar una conversación.

Se trata de forma sutil la homosexualidad como una realidad en Venezuela, y la bisexualidad como factor de destrucción de hogares según «leyendas urbanas» que se rumoran de vez en cuando.

La corrupción de funcionarios policiales, no es más que un subrayado de lo que se puede sufrir o lo que se puede llegar a proponer al tener contacto con funcionarios públicos mal pagados. La de falta de integridad en ambos lados nace una complicidad temporal con balance ganar-ganar para los participantes que multiplica el efecto perder-perder para nuestro País.

Lo temas tratados son unos ingredientes magistralmente reconocidos por el productor que nos explica tantas desgracias, familiares y personales que oímos de boca en boca.

El delito por lo general no es nada personal ya que el delincuente no conoce a la victima y lo que esta buscando resolver sus problemas personales ya que ni las victimas (particulares), las empresas, ni el gobierno se los resuelve a corto plazo.

Se hacen comentarios negativos de la película diciéndose por cuanto exagera el contraste del odio social que se cultiva día a día, pero no es más que foto satelital psico-social de nuestro país con acercamientos en cada secuencia de la película que se debería haber llamado Venezuela Express.